Queridos todos:
Si yo les cuento que las mujeres son frías, despiadadas y calculadoras,
muy pocos, los menos, se sorprenderán. Pero si les comento que la que me
hizo despertar esa sensación fue la primogénita de la familia; la cosa
cambia.
Han pasado las diez de la noche hace ya demasiados minutos. Y hace aún
mas tiempo que comencé a propinarle a mi niña, mas que miles, millones
de palmaditas en el (perdonen la falta de inventiva para encontrar
sinónimos) “culito”. No se si la única manera de lograr que mi niña
concilie el sueño, pero cuando menos la mas efectiva. Todo marchaba
sobre ruedas, los ojitos parecían pesar toneladas, los esporádicos
bostezos solo podían indicar una cosa, el señor sueño reinaba en la
habitación. Los movimientos de la pequeña se habían vuelto lentísimos y
cansinos. Una fragancia a victoria parecía flotar en derredor. Aminoré
el golpeteo. Los rasgos carecían de movimiento. La criatura esta
dormida. O por lo menos lo parecía.
No se porque algo llamo mi atención en la televisión, levante la vista
para verlo y cuando volví a bajarla… allí estaban como dos dulcísimos
daguitas ; clavándose en los míos, sus ojitos redondos y grandes como
platos me miraban como queriendo decir:
-¡Vamos a ver! ¿En qué momento te dije que podías detenerte?-
En resumen:
Esta niña hace de mi, lo que mejor le viene en gana..