mis cosas ¿Será
el que marcan estas 4 fotos mi ciclo evolutivo completo?
Bienvenido
a este lugar ubicado en la
frontera de la utopía, con una hermosa vista al océano de la
duda, donde encontraras cosas que quizá te gusten, y en caso
de que así sea puedes tocar mi puerta, siempre dispuesto a
conversar.
Pese a que mi nombre es Ricardo casi la totalidad de mis
allegados me conocen por Richard, vivo en Sant Boi (Barcelona) con mi compañera Paky (sufridora),
y con mi hijo Alex (seguro que lo habéis visto en el cine, se
inspiraron en el para el personaje de Muñeco diabólico
Jajaja!).
Los
felices años 60/70.
En la particular caja
negra de mi ajetreada vida han quedado grabadas para siempre
las imágenes de aquellos años. Pertenecía a un grupo de
jóvenes que pretendíamos cambiar la sociedad (los podrás ver
ampliando las imágenes de la columna de la derecha, y son
los que protagonizan junto a mi amplia familia mis
principales vivencias)
........ queríamos que al fin se terminara:
-
la guerra
-
la discriminación
-
el hambre
-
el engaño
-
la violencia
-
la envidia
-
la soledad
....... nos esforzamos para que
todos pudieran:
Nada sucede como lo imaginas
Pero sí no se sueñan los proyectos, ¿cómo se pueden empezar a
construir?
Mi personalidad
ha cambiado desde
entonces, no se si por mis problemas de salud, o por otro
motivo, con el ordenador y por la red me siento bien, pero en
el contacto personal suelo ser más bien parco en palabras y
difícilmente me abro a los demás.
Miembro de la nueva cultura, una comunidad de insatisfechos
sociales, amantes de la cultura pop y centrados en la
tecnología. Me sobrepuse a un sistema educativo sofocantemente
tedioso, donde estaba rodeado de valores sociales detestables
y compañeros hostiles, para terminar formando parte de la
cultura más libre e inventiva del planeta: Internet y el World
Wide Web. Ahora manejamos los sistemas que hacen funcionar al
mundo.
Tengo tendencia hacia el cerebrismo y la individualidad,
rasgos que a menudo provocan el resentimiento, aislamiento o
exclusión. Me identifican rápidamente por mi singular obsesión
por las cosas que adoro, tanto de trabajo como de diversión, y
un agudo, amargo, incluso salvaje, extraño sentido del humor.
Desconfío universalmente de la autoridad.
Hace aproximadamente 2'5 millones de años (discutibles) que la
raza humana lleva habitando el tercer planeta del Sistema
Solar. Gran parte de estos años los ha invertido en
evolucionar hacia estadios más organizados de sociedad. Otra
gran parte los ha consumido intentando implantar la sociedad a
la que llegaron otros hombres.
Los últimos 200 han sido una carrera imparable hacia la
mecanización absoluta. De estos 200 los 25 finales han sido
frenéticos, cada vez más rápido, cada vez más y peor. No
importa la calidad, sólo la cantidad es lo importante. Dice la
sabiduría popular que tanto tienes tanto vales .
La
deshumanización del trabajo es máxima en los comienzos del
siglo XXI. Las Revoluciones de finales de siglo XVIII, parte
del XIX y principios del XX se han quedado en prácticamente
nada.
Se hacen muchas promesas desde el sector gobernante, da
igual que sean políticos, empresarios o simples jefes
asalariados, pero a la hora de la verdad poco diferencia a un
albañil de la Puerta de Europa de Madrid (también conocidas
como Torres KIO), de uno de la Catedral de Burgos,
de uno del Templo de Luxor.
Se acepta como cierto, por
ejemplo, que ha mejorado la seguridad laboral, pero cuando
saltan noticias de obreros de la construcción muertos, mineros
sepultados vivos, que aumentó el
índice de infartos entre los ejecutivos por la ansiedad y el
estrés me pregunto si no será que al poder le interesa que así
se crea. ¿Estas chapuzas son a las que hemos llegado en 2'5
millones de años de existencia?
El pionero de antaño, soñador, entusiasta, artista e incluso
bohemio ha dado paso al ingeniero especializado, sistemático,
metódico y en definitiva caracterizado por la idiosincrasia
del científico. Los escasos
ideales que tiene son manipulados continuamente por los
poderosos desde los anuncios publicitarios en las
televisiones, las emisoras de música y los banner de las
páginas web.
Una sociedad que no piensa es más fácil de
dirigir que una que sí lo hace. Siempre me ha admirado la
facilidad con que un pastor lleva a un grupo de 100 ovejas por
las sendas que él quiere. Si en algún momento alguna se sale
del rebaño la autoridad competente (léase el perro), fiel
compañero del pastor, reconducirá rápidamente las tendencias
independentistas de la oveja negra.
Las reformas educativas
hacen que progresivamente tengamos una población de talentos
capaces de construir aeronaves espaciales, automóviles cada
vez más confortables, vísceras orgánicas para transplantes
(los cyborg eran patrimonio de la ciencia-ficción hace un par
de décadas, hoy día poco nos falta para llegar a los
replicantes propuestos en Blade Runner a principios de los 80)
pero que estén poco preocupados por la ideología. Las
humanidades, caldo de cultivo de generaciones de
intelectuales, han visto su ámbito de acción reducido y
difuminado en una amalgama de disciplinas que ven su materia
drásticamente reducida en aras de una mejor asimilación
deductiva de los contenidos. Hemos perdido definitivamente el
norte.
Para finalizar estas reflexiones utilizare una pregunta de la
cual desconozco el autor "¿Es cierto que sólo los hombres
libres pueden ser iguales y que sólo los hombres iguales
pueden ser libres o, por el contrario, allí donde hay libertad
hay desigualdad y allí donde hay igualdad no hay libertad?".
No necesita respuesta, es una invitación a la reflexión. Que
cada cual llegue a sus propias verdades sin coartar las
verdades del prójimo.
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