Preparar una sabrosa infusión puede llegar
a convertirse en todo un arte, sobre todo si además le pones una pizca
importante de imaginación para ir descubriendo sabores cada día más
originales. Por ejemplo conseguiréis un sabor distinto si sustituís el
azúcar por caramelos de anís, limón o incluso menta. Si a tanto no os
atrevéis, una cucharadita de miel puede ser también un buen sustituto
para ciertas ocasiones.