Paseos
diarios, o casi...
He pasado por un cáncer en el sistema linfático que me ha
dejado muchas secuelas físicas motivadas por los tratamientos
(quimio y radioterapia) a los que fui sometido: Fibrosis
pulmonar, Bronquiectasias, insuficiencia en dos válvulas del
corazón, el hígado gravemente enfermo, me han implantado un
marcapasos en el corazón, el edema linfático que tenia en el
brazo derecho como secuela de la radioterapia ha empeorado, el
marcapasos obstruye más la circulación linfática y venosa. Lo
último hasta ahora es
un Hepatocarcinoma (Cáncer de Hígado) en ello estoy ahora. No
lo han podido frenar y segun los medicos es incurable. Los
hospitales son mi segunda casa.
Cuando me diagnosticaron cáncer la
primera vez, en 1974, el mundo se quedó a oscuras,
irónicamente la muerte me sonrió... pero yo, enamorado de la
vida, no me deje seducir. Todavía no me ha atrapado... y lo ha
intentado muchas veces, y sé que me busca con insistencia.
Me siento una persona afortunada,
he sobrevivido muchos años a los intentos de la muerte por
abrazarme y eso me ha permitido disfrutar de las maravillas
que la naturaleza a creado para nuestro deleite y que yo he
aprendido a saborear con mucho placer.
No os voy a negar que me ha parecido una gran putada que ahora
se reproduzca el Cáncer de
higado. Y más después de un
tiempo en
que mi cuerpo ha sido un tremendo campo de batalla para
combatir los problemas de corazón y pulmones que he tenido.
Pero os voy a contar un secreto que tengo, en los peores
momentos, mi pareja Paky y mi hijo Alex, forman a mí alrededor
un campo magnético que me aíslan y permiten que me introduzca
en mi habitación secreta. Está en el centro de mi cerebro,
está completamente aislada del dolor, del miedo y de los
sentimientos negativos. En ella me es fácil trasladarme a
lugares maravillosos, preciosos paisajes y puestas de sol y
amaneceres que te dejan sil aliento. Esa habitación es el
lugar que elijo para refugiarme en momentos dificiles,
me transformo en
una ave con largas alas, que me permiten planear muchos
kilómetros, bordeo la costa, y el paisaje que veo en precioso,
dunas de dorada arena en las que rompe las olas que empuja un
bello mar azul, me acompaña el graznido de las gaviotas, me
encanta el aire que choca en las alas y si presto mucha
atención soy capaz de escuchar el chapoteo de los peces
saltando en el mar.
Porqué al fin y al cabo quien elige nuestros pasos en el
baile, quien nos vuelve locos, nos da latigazos y nos corona
con la victoria cuando logramos lo imposible, quien envía
monstruos para que nos maten y al mismo tiempo nos susurra que
jamás moriremos, quien nos enseña que es real y como reírnos
de las mentiras, quien decide por que vivimos y que
defenderemos con nuestra propia vida, quien nos encadena, y
quien tiene la llave que puede hacernos libres. Somos
nosotros, los que tenemos todas las armas que necesitamos.
Cada uno de nosotros tiene el poder sobre los mundos que crea.
A
pesar de que no puedo caminar mucho
rato sin
descansar, he encontrado dos lugares, en los que abundan los
bancos, y en los que me siento muy a gusto leyendo, paseando,
y pensando. El Parque municipal de la Muntanyeta de Sant Boi,
y las dunas de la playa de Gavà, entre Gavà Mar y
Castelldefels.
El contacto con estos y otros
lugares similares me sirve para prometerme cada
día a mi mismo: Ser tan fuerte que nada pueda
turbar mi paz mental, hablar solo de salud, felicidad y
prosperidad a toda persona que conozca, hacer que todos mis
amigos sientan que hay algo de valor dentro de ellos, mirar el
lado bueno de todas las cosas y hacer que este optimismo se
haga verdadero, olvidar los errores y penas del pasado y
aferrarme a lo que haun me queda por vivir,
brindarle a cada criatura viviente que halle a mi paso una
sonrisa, sentirme demasiado fuerte para preocuparme, demasiado
relajado para encolerizarme, demasiado seguro para temer y
demasiado contento para pensar en dificultades.
No siempre lo consigo, hay días
que son muy feos. Porque el cáncer tiene días muy feos, muy
innobles con la condición humana. Hay
días en los que tengo el vértigo a mirar a la muerte cara a
cara. Joder, esto es un cara a cara, tengo un cáncer, qué
carajo. Hay momentos de vértigo. Tocar fondo es mucho
más fácil de lo que la gente cree. Es como hundir el pie en
arenas movedizas. La tierra se arremolina en torno a ti
dispuesta a tragarte, y por mucho que te revuelvas ante tu
inminente muerte, no hay nada que hacer.
Me dura muy poco
tiempo, porque aunque a nivel físico no, a nivel emocional he
mejorado. Continua
habiendo muchos más momentos en los que
tengo muchas ganas de batallar y de ganar. Antes siempre estaba insatisfecho, siempre me
quedaba algo por alcanzar, siempre existía el aliciente de
obtener una casa mejor, un coche más caro, un ascenso, más
sueldo, más, más, más... Ahora
sin embargo sólo tengo que preocuparme de vivir.
El clavo al que estoy agarrado cada vez es más pequeño y arde
más, lo sé, pero yo sigo luchando. Trataré, con todo, de
defraudar a la muerte una vez más.
El pasado es historia, el futuro incierto, el
presente es lo real. Disfruto
del hoy, de este momento.
Quiero
seguir viviendo los momentos maravillosos que la vida nos
ofrece cada día...
Un fuerte abrazo
Ricardo Caballero, "Richard"
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